Entrevista a Mario Rodríguez
Mario Rodríguez Vargas (Madrid, 1965) es el nuevo director ejecutivo de Greenpeace. Físico especializado en astrofísica, tiene una dilatada experiencia y ha trabajado en esta organización desde 1992.
"Se frenan las renovables, pero se mantienen las ayudas al carbón"
"Lucharemos contra el almacén de residuos en la calle y en los tribunales". "Hay que optar por las energías renovables sin tapujos"
¿Cuáles son sus objetivos?
Mi principal tarea es mantener a Greenpeace en el centro del debate ambiental, y mantenerlo pese a la crisis. También queremos crear una organización más fuerte, y tener más socios y más ingresos para asumir esos retos, e ir avanzando hacia una vertebración territorial acorde con la realidad del Estado español. La idea es que también las entidades locales lleven las campañas internacionales hasta las localidades de más pequeña población. Muchas decisiones se toman en el ámbito autonómico. Y si hay un reto importante es que esos más de 100.000 socios vayan desarrollando las campañas de Greenpeace allá en donde estén.
¿Hay menos socios con la crisis?
Nos hemos mantenido por encima de los 100.000 socios, lo cual es muy positivo para los tiempos que corren. Nos nutrimos de estas aportaciones personales y eso nos ha dado una gran estabilidad. Tenemos ahora una situación positiva, pero debemos ver cómo evoluciona el año 2012. No hemos notado hasta ahora la crisis, y esperamos no notarlo en el futuro.
¿Hay ecofatiga?, ¿han pasado las preocupaciones ambientales a un segundo plano? ¿no es esa la política del Gobierno?
La preocupación mayor se centra en el empleo y en la crisis; pero en estos momentos de crisis a veces los árboles nos impiden ver el bosque. La única manera de que el debate ambiental tenga la vigencia en la primera línea de la agenda política es afrontando las soluciones que son las mayores generadoras de empleo. Y cualquier gobierno, sea del signo que sea, debe ser capaz de ver esos yacimientos de empleo verde, con lo que, además de proteger el medio ambiente, son una salida segura a la crisis.
La crisis es dura…
Pero es una gran oportunidad. Estos planteamientos deberían ser tenidos en cuenta. En estos momentos de crisis, se abre una ventana. Pero vamos a tener un reto hercúleo para convencer al Gobierno de que la salida a la crisis no a venir de las soluciones tradicionales, y de que hay que buscar otras soluciones. Aunque pueda percibirse que las políticas de protección del medio ambiente han perdido fuelle, creemos que se abre una oportunidad única para poder revitalizar este debate.
Los primeras medidas del Gobierno en el ámbito ambiental han sido la decisión de promover una prórroga de la vida de la nuclear de Garoña y designar el emplazamiento para el almacén temporal de residuos en Villar de Cañas, Cuenca, un lugar que no ganó el concurso del Gobierno, y hacer una reforma en profundidad de la ley de Costas. ¿Qué opina?
Las primeras decisiones del Gobierno son erróneas y preocupantes, por dos motivos. Respecto a las políticas sobre energía nuclear, creemos que la salida a la crisis debe pivotar sobre un cambio en el modelo energético. En el contexto actual, de lucha contra el cambio climático, que es inexorable, hay que por optar por otro modelo energético, y optar por las energías renovables sin tapujos. Apostar por una central nuclear antigua, obsoleta, que aporta una parte nimia del potencial eléctrico, es un error táctico que esperamos que se pueda revertir. Y en el caso del almacén de residuos nucleares, creemos que ésta no es la solución al problema de los residuos nucleares. Su ubicación debe decidirse después de la decisión sobre el cierre de las nucleares. Ha sido una decisión arbitraria, y lucharemos en la calle y en los tribunales.
Y sobre la reforma de la Ley de Costas…
Lo que ha dicho el ministro no da una buena señal. Hemos detectado en la primera reunión con el ministro un paso atrás. La ley de Costas es una de las leyes más progresistas que se han hecho en este país. Es una ley compleja jurídicamente; y este tipo de declaraciones genéricas no aportan luz sobre lo que pretenden hacer. Pero en nuestra primera reunión hemos detectado un paso atrás en relación a lo que dijo. De momento, se no ha dicho que se hará un estudio jurídico para concretar lo que quiere hacer.
¿Qué opina sobre el recorte de las primas para las nuevas instalaciones renovables?
Ha sido una salida fácil. El déficit de la tarifa se fue gestando en el último gobierno de José María Aznar por un artilugio contable cuando se estaba liberalizando el sector. La incidencia de las primas sobre la tarifa eléctrica es mínima. El déficit tiene otras causas y se ha ido incrementando con el tiempo. Pero es más fácil atacar el punto más débil. Nos preguntamos por qué paralizan las primas a las renovables, y, en cambio, mantienen los subsidios al carbón. Había otras medidas para reducir el déficit.
Los sectores de las energías renovables critican los errores del ministro de Industria, al confundir los déficits presupuestarios y de tarifa…
El ministro, en su intervención, ha confundido conceptos. Así, vemos que va aclarando cuál es su modelo energético. Está apostando por la energía nuclear, y frenando el único sector donde España era líder mundial, que generaba conocimiento y eso no cuadra con la idea de poner a España en primera fila, como dijo el presidente del Gobierno en su investidura. Ponernos en primera fila no es retirar las ayuda en uno de los pocos sectores en lo que somos referente mundial. Y, además, habría que valorar el factor de creación de empleo y las ventajas en materia de reducción de gases de efecto invernadero. Se están lanzando grandes mensajes, grandilocuentes, y luego veremos cómo se materializan. En el caso de las fuentes renovables se ha producido una unión del sector y de los que abogamos por un modelo 100% renovable. La postura del ministro es primaria, poco meditada. Ha hecho un análisis sesgado, influenciado por el sector eléctrico que no se ajusta a la realidad.
¿Qué propone?
Hay sectores energéticos, como el nuclear y el hidráulico, que están obteniendo beneficios económicos caídos del cielo, porque sus instalaciones ya están amortizadas. Habría que poner coto a los beneficios extraordinarios de las eléctricas, derivados de la configuración del mix energético, y no poner coto a la expansión de las renovables. Si en España hay un parque nuclear es porque hubo un parque fuertemente subvencionado en un contexto histórico determinado. Si en una área en la que España está generando conocimiento se le ponen cortapisas, mientras que se mantienen los beneficios (fruto de la amortización de las instalaciones) a otros sectores que son mucho más dañinos para el medioambiente, tenemos una incoherencia que debe ser resuelta; y éste es el centro del debate energético: la necesidad del cambo de modelo.
Hay expediente contra España por no haber aprobado a tiempo los planes de cuencas hidrográficas. ¿Prevé que el Gobierno retomará su plan de trasvases que intentó llevar a cabo en el anterior mandato?
El ministro Arias Cañete expresó su preocupación por el tema del agua, pero no ha concretado cuál es el modelo que quiere; si es el modelo del antiguo plan hidrológico nacional, basado en trasvases, en la idea de “aguas para todos”, sin tener en cuenta qué tipo de usos puede soportar cada territorio. Lo que ocurre es que por medio está la directiva marco de agua y la necesidad de aprobar los planes hidrológicos que, si se aplican correctamente, limitarían mucho la posibilidad de llevar a cabo un plan hidrológico como el que generó tanta contestación social al final de la última legislatura del PP. Éste va a ser un asunto que el Gobierno situará en el debate, aunque creemos que el nuevo marco que supone la directiva y los planes de cuenca lo acotan. Pero estamos preocupados con que se vuelvan a los errores del pasado.
¿Cómo se puede conseguir que la calidad del aire se mantenga en los niveles legales en España?
Por desgracia, todavía estamos en la fase que hay que seguir batallando para dar a conocer que este problema existe. Y la única solución que ya nos queda a la sociedad civil es acudir a los tribunales.
font: la vanguardia